Opinión

Los de abajo | Viacrucis por la vida y la justicia en Chiapas

Por: Gloria Muñoz Ramírez

La semana anterior a los días Santos que marca la religión católica, el pueblo tseltal de Chilón, Chiapas, realizó el Viacrucis por la vida, la justicia, la unidad y la dignidad para nuestra Madre Tierra y nuestros pueblos, movilización en la que exigieron la libertad absoluta de José Luis Gutiérrez Hernández y César Hernández Feliciano, tseltales detenidos arbitrariamente y torturados el 15 de octubre de 2020, durante la protesta contra la instalación de un cuartel de la Guardia Nacional en su territorio.

Gutiérrez Hernández y Hernández Feliciano están en sus comunidades, pero bajo proceso desde hace 17 meses, acusados de motín tras haber sido detenidos “con lujo de violencia y posteriormente torturados por elementos de las fuerzas armadas”. El Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (Frayba) denunció desde el primer momento las irregularidades jurídicas en ambos casos y la “constante incertidumbre” en torno a su seguridad, pues continúan las amenazas contra ellos debido a que no han detenido la defensa de su territorio junto a su comunidad.

En este contexto se llevó a cabo el Viacrucis por la vida, en el que el pueblo tseltal exigió al Poder Judicial Federal resolver a su favor la demanda de amparo contra el cuartel de la GN en el ejido de San Sebastián Bachajón, pues, advierten, “fue impuesto sin el consentimiento y consulta, violando el derecho a la libre determinación y autonomía de los pueblos y su derecho a la no militarización de su territorio”.

Ambos procesados son integrantes del Movimiento en Defensa de la Vida y el Territorio (Modevite), organización católica que continúa luchando contra la militarización de la región y por la autonomía de los pueblos. San Sebastián Bachajón, comunidad del municipio de Chilón, sabe lo que es vivir con el Ejército a un lado, por lo que se opuso al nuevo cuartel desde que se anunció. También impugnan la entrada de trasnacionales que pretenden construir hidroeléctricas y explotar manantiales, como hace la Coca-Cola.

El asesinato, la desaparición o la cárcel parecen ser el destino de los defensores del territorio en este país. Impedir que José Luis y César reciban una sentencia condenatoria, es lo que sigue.

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