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Opinión

Musa verde / ¿Agenda verde?

Por: Horacio de la Cueva

¿Dónde quedó la agenda verde mexicana? No apareció en la campaña electoral, no apareció en las boletas validas o anuladas; no creo que aparezca en los discursos de ganadores, perdedores o de aquellos partidos que perdieron el registro. Del único partido que no me sorprende que no hable del futuro ambiental sustentable de México es del Partido Verde Ecologista de México (PVEM). Julio Hernández en su columna “Astillero” en La Jornada lo llama el partido de las cuatro mentiras, concuerdo con su análisis.

Mi experiencia más cercana con el PVEM fue su intento de aprobar en las cámaras y hacer promulgar la Ley General de Biodiversidad. La promotora principal de esta ley fue Ninfa Salinas Sada, hija de Raúl Salinas Pliego, el dueño de TV Azteca y de tiendas agiotistas. Ninfa es mercadóloga por la Universidad Anáhuac, fue senadora por el PVEM en la 63 Legislatura; legislatura en la que presidió la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Su propuesta de Ley quedó atorada en las comisiones de la Cámara de Diputados por razones técnicas. Esta propuesta no defendía ni promovía la biodiversidad, ni aseguraba el bienestar y respeto de sus dueños, los pueblos originarios de México. Al contrario, quitaba protección a muchas especies con trucos legaloides y promovía la explotación comercial de los recursos con poca o nula garantía de su sustentabilidad. Difícil entender cómo una propuesta así pudo haber salido de ese partido si nos guiamos por su nombre, pero no si nos fijamos en su forma de actuar. El PVEM en raras ocasiones actúa solo y siempre se alía con quien cree le va a garantizar los votos que le permitan mantenerse dentro de la clase política. Esa no tan nueva clase de mexicanos que vive de nuestros impuestos y está incrustada en el Instituto Nacional Electoral (INE), el Tribunal Federal del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y sus contrapartes estatales, así como los oficiales electos y la burocracia de todos los partidos. Es una clase corruptora y corruptible. Tengo la sospecha de que quienes estuvieran interesados en explotar la biodiversidad mexicana pudieron convencer a Ninfa —miembro ilustre de la clase política—por cualquier medio, de las inexistentes bondades de la Ley General de Biodiversidad.

La clase política no tiene aspiraciones ni ideas o deseos de promover una agenda que incorpore el desarrollo, la protección al ambiente o el respeto a los pueblos originarios. Tampoco está interesada en liberarnos del yugo de la economía del petróleo, un recurso que está destinado a acabarse y, si no nos cuidamos y legislamos a asfixiarnos con el colapso económico, el cambio climático y sus consecuencias sobre el medio ambiente y nuestra forma de vida.

Debemos cambiar leyes, políticas, normas y, sobre todo y antes que nada, nuestra forma de vivir. Debemos buscan dónde incidir en ese cambio. Debemos buscar los aliados que nos lleven a esa nueva forma de vida. El lugar más cercano que tenemos es nuestra casa y nuestro estilo de vida. Nos toca reflexionar sobre nuestros patrones de consumo y de vida y decidir que podemos hacer para disminuir nuestro impacto en el planeta, nuestros compañeros vivos en este planeta y las personas, cercanas o lejanas de las que recibimos los bienes que recogen de la naturaleza. ¿Va nuestra vida hacia una forma más sustentable de vida? ¿Qué cambios, grandes o pequeños, puedo hacer para acercarnos a la sustentabilidad?

Creo que hay dos niveles inmediatos, fuera de nuestra casa, donde podemos incidir para instaurar una agenda verde. La más fácil de estas es formar parte o fundar una Organización de la Sociedad Civil (OSC, antes AC y luego ONG). Un grupo de amigos con una idea en común que busca mejorar la sociedad y el mundo es una OSC. Si se constituyen formalmente, si se vuelven donatarias, o si se vuelven famosos, es parte un acto consciente, parte oportunidad y parte suerte.  Es importante promover y ser el cambio. Pertenecer a una OSC no es enviar dinero o firmar desde tu dispositivo electrónico a favor de una causa.  

Como ciudadanos nos toca cambiara a la política y los políticos. Hablé de la terrible clase política que nos controla. Aun así debemos incidir, antes que nada, sobre nuestro territorio, empecemos cambiando el municipio. Hagámoslo nuestro, aspiremos a usar nuestro voto hacia la sustentabilidad.  

Puedes desde tu vocación, oficio o profesión hacer los pequeños cambios que nos lleven a la sustentabilidad. No sucederá si esperas que otros lo hagan por ti.

La Agenda Verde eres tú.

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